Psicoterapia Sensoriomotora
La Psicoterapia Sensoriomotora se basa en el hecho de que cuerpo, mente y espiritualidad participan como un todo en la vivencia de cualquier experiencia. La mente recuerda, pero el recuerdo mental, no siempre es fiable, pues se reconstruye una y otra vez, influenciado por el transcurso del tiempo y la propia visión del mundo y de uno mismo. Es el cuerpo el que guarda el verdadero registro de las experiencias vividas.
Esta terapia tiene una marcada orientación corporal, y fue desarrollada por la doctora Pat Ogden, tras constatar repetidamente, que no es posible la resolución del conflicto psicológico sin la participación del cuerpo.
A través de un estado de Conciencia Plena (Mindfulness), se accede a información a la cual no se puede acceder en un estado de conciencia ordinaria, donde la participación del cuerpo en el recuerdo no está presente o no lo está de manera consciente. La conciencia plena, en psicoterapia sensoriomotora, no es solo una técnica para acceder a la información con la que se necesita trabajar, es una actitud, un estado necesario también en el terapeuta, sin el cual la psicoterapia sensoriomotora no funciona. Junto a los principios de no-violencia, integración mente-cuerpo, unidad y organicidad, la consciencia plena es uno de los principios fundamentales que rigen cualquier intervención de la psicoterapia sensoriomotora.
Dichos principios son la base del Método Hakomi, una psicoterapia desarrollada por Ron Kurtz. Además la psicoterapia sensoriomotora, se inspira en terapias corporales, y basa su modelo en la neurociencia, así como en la teoría del apego y en enfoques cognitivos.
La psicoterapia sensoriomotora es en definitiva una terapia que utiliza la palabra, pero no es una terapia verbal, sino experiencial, transpersonal y corporal.
Como bien explica, Pat Ogden, Kekuni Minton y Clare Pain en su libro El Trauma y el Cuerpo:
"La psicoterapia sensoriomotriz aborda el cuerpo como un elemento central dentro del campo terapéutico de la conciencia. Esta corriente enseña a trabajar con las sensaciones y los movimientos corporales.
El trauma tiene profundos efectos sobre el cuerpo y sobre el sistema nervioso, y muchos de los síntomas de las personas traumatizadas tienen una base somática. Los pacientes que padecen traumas no resueltos casi siempre hablan de vivencias corporales desreguladas. A nivel corporal se reproduce interminablemente una cascada incontrolable de emociones y de sensaciones físicas intensas desencadenadas por los recuerdos de la traumatización. Esta activación fisiológica crónica suele estar con frecuencia en la raíz de los síntomas postraumáticos recurrentes para los que el paciente solicita tratamiento. De este modo, se les enseña a los pacientes a observar la relación entre su organización física y sus creencias y emociones."
Si las terapias tradicionales abordan el cambio de manera "descendente", es decir, un cambio significativo en las cogniciones (pensamientos) y emociones del paciente promoverá un cambio en las vivencias físicas o corporales. Desde la terapia sensoriomotora, se propone una intervención "ascendente", esto es, a través del trabajo con el cuerpo, además de reducir los síntomas, se impulsará un cambio en las cogniciones, las emociones, los sistemas de creencias y la capacidad de relación del paciente.